Coincidiendo con el 200 aniversario del Museo del Prado, mi idolatrado Juan Eslava Galán ha escrito esta obra en la que realiza, con su habitual erudición y humor cáustico, un paseo por la mayor pinacoteca del mundo dedicándose, especialmente, a glosar los cuadros dedicados a nuestros apadrinados.
Y diréis, ¿quiénes son? Pues igual que se apadrina a un niño del tercer mundo, los españoles, desde hace varios siglos, venimos apadrinando a unos niños, y no tan niños, apellidados Austria, Habsburgo y Borbón.
Como este tío es un poco cabrón escribiendo, se centra en sus rasgos más característicos: la nariz "borbónica", el belfo caído, y que la mayoría de ellos eran más calientes que una estufa.
Así que entre Carlos, Felipes, Fernandos y Alfonsos va desarrollándose el libro, dedicando cada capítulo a un retrato de nuestro apadrinado correspondiente, y haciendo después una semblanza de sus sucesivas cónyuges (no os creáis que estos eran de los que guardaban mucho el luto, no).
En definitiva, dentro de lo muy bueno de este autor, de lo mejorcito.
Por cierto, esta crítica va dedicada a mi compañera Nieves, que sé que es asidua de mis comentarios tuiteros :)