Este libro tiene la intención de compartir algunas recetas y comprensiones sobre la cocina y la tarea de cocinar. No es ni más ni menos que eso. No quería que fuera un compendio de recetas, porque en esa sobreabundancia, a veces uno se pierde. Ni tampoco quería que fuera un libro que explicara cómo debe ser una alimentación saludable, porque no siempre es alentador leer y darnos cuenta que no estamos yendo por ese camino. Con el tiempo aprendí que más no es mejor, que a veces con poco uno comienza cambios que nunca saben bien hasta dónde llegarán. Por eso confío en que este libro puede ayudar a muchas personas a comenzar a pensar si quiere alimentarse más saludablemente y a tomar una decisión que inicie ese camino.Nada es para siempre, pero sé -porque lo fui probando- que las decisiones que se toman a conciencia, con el corazón son difíciles de revertir. Y alimentarse más sano tiene que ser eso: una decisión. De ahí en más, con tiempo, con viento a favor o en contra, lo vamos a ir haciendo.Creo además que si esa decisión incluye la persona que somos y las tradiciones que traemos, que han moldeado nuestro gusto por ciertos sabores y comidas, lograremos generar una alimentación gustosa y placentera. Y eso, es difícil de soltar cuando lo hemos alcanzado.Pequeños cambios sostenidos en el tiempo, son mejores que grandes cambios que duran una semana. Así que mi deseo es que la lectura de estas páginas sea inspiradora.A mí, comer bien primero y saludablemente después es uno de los aprendizajes que me tomó muchos años de mi vida. Pero aprendí y hoy estoy agradecida especialmente a las mujeres que acompañaron este aprendizaje."Así que la cocina es para mí un lugar de partida, de llegada, de refugio y de placer. Cociné desde pequeña y hoy lo sigo haciendo junto a los afectos que me fue regalando la vida. Y cuando llegó Eira, mi hija, mi cocina se llenó de una dulce alegría. Durante un tiempo, me alejé de este mágico lugar. Hasta que una amiga me pidió que hiciera una torta con distintos tipos de harina y un poco de fruta, para un grupo de mujeres. Y así, volví a la cocina, nuevamente acompañada de las mujeres.A partir de ese momento yo tuve el contacto más pleno con la cocina que ya traía, heredada de las mujeres y los hombres de mi familia. Y con el tiempo me fui dando cuenta que -cada vez que cocino- se transforman algo más que los alimentos."Depende de mi estado de ánimo, de las personas con las que voy a compartir, del proceso vital en el que estoy en ese momento, voy eligiendo las recetas. Y cuando no sé bien, me dejo inspirar por las cocineras de mi casa, por cocineros en la tele, inicio búsquedas y aventuras de recetas con amigas. De alguna manera, dejo que el fuego transformador haga su tarea en mí. Así que la propuesta es dejarnos transformar por el fuego una vez... y otra vez... y otra ve...