Homero, de cuya probable existencia apenas se sabe algo más de que vivió en el siglo VIII a. C., es el autor de obras como la Ilíada y la Odisea, que fueron consideradas durante mucho tiempo como relatos de hechos reales y, más aún, como una parte de los libros sagrados de la antigua religión griega. Legendarios son los hechos y legendario es su autor. La cuna de éste estuvo en disputa por las ciudades de Cumas, Ítaca, Rodas, Salamina Argos, Atenas, Colofón, Esmirna y Quíos. Un himno dice de él que era un ciego que residía en Quíos, la rocosa. Simónides le atribuye el siguiente verso: "¿Por qué me preguntas mi linaje? Como el linaje de las hojas soy". Todas las noticias sobre él son de esta índole. Los hechos narrados con su prosa irrepetible son las leyendas y mitos que han servido de punto de partida a las literaturas europeas. Con todo, fue denostado por la estirpe de los filósofos. Platón reniega de él cuando indica cómo ha de educarse al guardián de la ciudad perfecta: gimnástica para el cuerpo y música para el alma, pero antes la música, y hay que poner sumo cuidado en las narraciones que acompañen a ésta, por lo que hay que vigilar a los forjadores de cuentos y rechazar la mayor parte de los que ahora se narran, en particular a los hacedores de los grandes mitos, a Homero y Hesiodo, que han contado falsas historias, danto una imagen falsa de los dioses y los héroes.